Confesiones literarias V. Cuando toca opinar sobre el trabajo de otros

Hace unas semanas cayó en mis manos la novela El espíritu del lince, de Javier Pellicer. Es su primera obra. En estos casos, sucede que no me gusta hacer de crítico, porque, por desgracia, suelen pedirme opinión sobre trabajos que podrían engrosar una antología sobre la mediocridad, algunos incluso ya publicados. Por fortuna, cuando me inicié en las primeras páginas de la novela de Javier pude resoplar con tranquilidad. La obra es buena y está muy bien trabajada. Se disfruta de la primera a la última página. Javier domina la narrativa, y lo demuestra con algunos párrafos que destilan auténtica poesía. Ya dije en otra de mis confesiones que el escritor traslada algo de lo que siente al escribir a los lectores (a no todos les sale esta técnica, ojo). Y que el lector terminará recibiendo en forma de idéntica sensación. No sé cómo se explica este proceso, pero sucede. El espíritu del lince tiene momentos así; instantes en los que vibras junto al protagonista. Recomiendo esta novela. Se nota que hay un trabajo detrás, y que es fruto de un autor que es un escritor de pies a cabeza.

Sin embargo, no todas las novelas son tan buenas como ésta, ni todos los autores están dispuestos a acoger una crítica negativa sobre su trabajo. Es el problema de enamorarnos de lo que escribimos. Pensamos que hemos producido una obra perfecta, exenta de fallos. ¡Ay!, cuán perdidos se encuentran algunos. La crítica, compañeros que os dedicáis a las letras, es sana y ayuda a mejorar sobre lo que falla, pero hasta los escritores consagrados -e incluso me atrevería a decir que especialmente muchos de ellos, precisamente por encontrarse en el estatus en el que se encuentran-, creen que ya no tienen nada que mejorar. Pero la vida de escritor es un constante aprendizaje... y la del crítico, también.

Por eso, a continuación describo una serie de conceptos que deberían almacenar en su memoria tanto los lanzadores de críticas como los receptores, fruto de años de mi propia experiencia como analista literario y como escritor:

PARA LOS CRÍTICOS


  1. No os conforméis con decir "esta novela es una basura". Eso no aporta nada a su autor. Decid qué es lo que no os ha gustado, y por qué.
  2. Comenzad hablando de las cosas buenas que tiene la novela, que alguna tendrá.
  3. Escapad de la pedantería. Se huele a kilómetros. Pensad, antes de dar vuestra opinión, que probablemente estáis hablando del trabajo de meses, o incluso años. Es muy posible que el escritor contemple su obra como a un hijo. A nadie le gusta que le hablen mal de su hijo.
  4. Puede suceder que, aun realizando una crítica con tacto, recibáis una respuesta airada. Estad preparados.
PARA LOS ESCRITORES

  1. No, vuestra novela no es perfecta. Si en su tiempo han sacado errores al Quijote, vuestra obra también puede permitirse algún que otro fallo.
  2. Entre los críticos hay mucho resabido y mucho escritor frustrado. A veces encontraréis críticas feroces, pero no tienen por qué ser acertadas.
  3. Si dos personas o más os señalan el mismo error, es probable que, en efecto, éste exista.
  4. Acoged las críticas desde un punto lo más objetivo posible. Analizadlas, aunque sean crueles, y ved si están en lo cierto. Es posible que gracias a ello podáis mejorar algo para vuestro próximo trabajo.
  5. Rectificar es de sabios, aunque haya que cambiar toda la novela. Tened en cuenta que, de no hacerlo, es posible que terminéis aborreciendo vuestra obra en el futuro. 








3 comentarios:

Tania Ruiz dijo...

Buen artículo, es cierto que todo trabajo (artístico o no) es perfectible, pero ¡cuánto cuesta aceptar que tu historia no es tan genial como creías!

En caso de críticas negativas, recomiendo recordar que Cien años de soledad fue rechazada varias veces.

Un saludo.

Rachel Allman dijo...

muy buen artículo!!!

Rachel Allman dijo...

muy buenas recomendaciones!!!