Inauguro esta sección pidiendo disculpas por no haber publicado ayer, que era cuando tocaba. Es malo no saber cuándo caen los días de fiesta; pero aquí estoy el viernes, dispuesto a hablaros de El camino de las luciérnagas, la que -parece- es la primera novela de Mónica Rouanet (podéis pinchar en el nombre para ir directos a su página web).
Si hay una palabra con la que, en términos generales, pueda definirse esta novela, es sorpresa. Cuando comencé a leerla no imaginaba ni por asomo que la trama iba a decantarse por una historia como la que relata.
Al principio la historia comienza con el relato alrededor de Atanasio, "Tano" para los amigos: la vida de este muchacho, que parece condenada al destierro de toda amistad por culpa de un nombre tan desafortunado (todos sabemos lo crueles que pueden llegar a ser los compañeros de colegio), se relata con cierto toque de humor que por unos instantes me recordó a Las cenizas de Ángela, sin que en nada fuera epigónica de esta, por supuesto. El camino de las luciérnagas destacaba por tener personalidad, estilo propio y la capacidad de lograr un interés por lo que cuenta. ¿Cómo no seguir leyendo?
La vida de Tano, tan poco dada a lo social, cambia de la noche a la mañana gracias a la llegada de un nuevo alumno, Anselmo, a quien su nombre no ha deparado ninguna penuria ni autismo forzado gracias a un carisma excepcional. Tano y Hans, como todos le llaman, se hacen amigos desde el primer día, y gracias a ello el protagonista consigue integrarse al fin dentro del grupo de clase. No obstante, el lector pronto descubre que Hans no es tan buen compañero como parece. Bajo una personalidad atrayente se esconde otra, manipuladora y oscura, que conducirá poco a poco la historia hacia instantes cada vez más escabrosos.
Pero El camino de las luciérnagas posee una atmósfera de nostalgia que inevitablemente atrae a quienes nacimos en la década de los 70 y vivimos nuestra juventud en los 80. La autora alterna capítulos en dos instantes temporales: unos en 2011 y otros que discurren entre finales de 1985 y mediados de 1986. En este pasado es fácil que identifiquemos como propias algunas de las primeras experiencias del protagonista: el primer sorbo de alcohol, la primera calada a un cigarro, la primera salida un sábado por la noche, el primer beso... todo queda plasmado de una forma tan natural, que el lector vuelve a la infancia y la adolescencia, y de forma automática se transforma en uno más de los miembros del grupo.
Lo mejor: los personajes. Mónica Rouanet logra describirlos con claridad y sencillez, de modo que es fácil imaginárselos; pero además consigue que éstos sean fieles a su forma de ser durante toda la historia, y que algunos incluso evolucionen, como es el caso de Atanasio, el protagonista. Por otro lado, el personaje de Hans está especialmente bien logrado, de tal forma que uno llega a sentirse víctima de sus manipulaciones.
Lo peor: Mónica todavía renquea en la técnica. Si bien su estilo es sencillo y fluido la mayor parte del tempo, hay lapsus de puntuación, alguna que otra falta de ortografía (menores en su mayor parte) y unas cuantas frases que podían haberse escrito con algo más de gracia. Cuestiones todas que probablemente veremos mejoradas en su próximo trabajo.
En definitiva, encontramos en esta novela una historia que entretiene, dividida en 66 capítulos breves que permiten una buena progresión. El camino de las luciérnagas nunca se hace pesado de transitar, y pese a que poco a poco va oscureciéndose, siempre queda algo del toque de humor con el que comienza.
¿Os apetece volver a los 80? Ésta es vuestra novela.
2 comentarios:
Personalmente no me apetece volver a los 80; fue una época dura. Pero sí me apetece leer la novela de Mónica, que ya me habían recomendado. Gracias por la reseña.
La novela parece muy interesante.
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