Mientras se crea NO se corrige.
Vale, un poquito sí se permite. Si tus dedos se traban y escribes mal una palabra, está permitido ponerla bien. Por otro lado, sucede que a veces se nos ocurre una forma mejor de decir una frase que acabamos de expresar. Bueno, esto es lógico. Tampoco hay que ponerse quisquillosos, y ante todo hay que obedecer los impulsos de nuestra creatividad; de modo que adelante, se permite borrar y reescribir.
Sin embargo, está demostrado que prestar atención a los fallos de, pongamos, el párrafo anterior en lugar de concentraros en los que escribimos resulta dañino para el mismo proceso creativo. Se pierde el hilo de lo que contábamos, el escritor escapa de su historia y ésta pierde la fuerza de la inspiración con la que se estaba desarrollando.
Todo esto puede sonar muy poético, pero resulta que tiene una justificación neurológica, y es que el proceso creativo y el dedicado a la corrección se encuentran en lados distintos del cerebro, de forma que, en efecto, desconectamos uno para conectar el otro.
Por tanto, debemos evitar sentarnos a corregir nuestra novela cuando tocaba seguir escribiendo, o dejar de escribir para comprobar que el párrafos que hemos terminado posee un estilo pulido. Nada de eso. Excluyendo algunos días afortunados, en los que las musas ya están ahí antes de que apriete la primera tecla, la mayoría de las veces éstas vienen en busca del escritor cuando éste lleva un rato contando mi historia. Si se pone a revisar desaparecerán, y quizás luego no tengan ganas de regresar.
6 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Yo intento corregir cuando transcribo desde papel a ordenador (además de las posteriores correcciones, claro), pero no mientras escribo el borrador. Lo que salga, ha salido...
Por tratar de sacar algo bien escrito y perfecto se pierde el hilo narrativo. Es algo muy cumún.
Pues yo discrepo completamente. Leo, releo y corrijo lo que voy escribiendo, y cuando pierdo el hilo, nada mejor que releer lo ya escrito para enganchar de inmediato. Pero cada cual tiene un modo de ser, de pensar y de organizarse. No hay una única manera de hacer las cosas. Nunca nada es universal y hay opiniones para todos los gustos.
Probablemente no hay una única forma de hacer las cosas. Yo transmito aquello que he leído en manuales literarios y teatrales, que también he escuchado admitir de escritores, ilustradores y guionistas, y la que me funciona a mí, pero no tiene que servirle a todo el mundo, claro.
Anda, qué cosas. No sabía que hubiera una explicación neurológica.
¿Explicación neurológica?. La verdad que nunca me lo he planteado.Qué cada quién utilice el método que le convenga. Yo voy escribiendo, mientras va saliendo el humo del porro, y al dia siguiente, cuando mis neuronas esten limpias, voy corrigiendo los disparates que he escrito.
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