Amazon: el reino del terror

Alguien me dijo, no hace mucho, que Amazon había democratizado la escritura. Al principio puse cara de perro ante semejante afirmación, que se me antojó lanzada al viento sin ser meditada. Pero luego, al reflexionar, comprendí que era más cierta de lo que creía. 
En efecto, Amazon permite que todo el mundo publique lo que sea, lo que le apetezca. Y así, un día nos sorprenden trabajos como el Tratado Escatológico, obra a la que le deseo todos los éxitos (y lo digo sin ironía).

Amazon democratiza el universo literario. Todo el mundo tiene cabida... sí, todo el mundo

¿Qué significa esto? pues que la gran caterva de escribidores ya tiene salida a sus despeños literarios y, a su vez, hacen piña entre ellos para protegerse. Desprecian, atacan e incluso persiguen a quienes les criticaron mal, y protegen sus mediocres obras como si jamás se hubiera escrito nada tan notable. 

Los escritores nunca estuvieron tan cerca de sus lectores, y ahora resulta que ambos se llevan fatal.

Pero no, no es así. Lo que sucede es que la democratización de la escritura tiene sus costes y, muchas veces, éstos se traducen en forma de miedo:

  • Miedo a compartir las buenas críticas en las redes sociales, por no arriesgarte a que, al día siguiente y de forma sospechosa, le haya aparecido una mala. Es la envidia imperante.
  • Miedo a lanzar una crítica constructiva, y enfrentarse a la horda de los escribidores, todos formados para arrojar la defensa a ultranza de su cutrería. Es el amparo de lo vulgar.
  • Miedo a criticar cuando se está introducido en Amazon como autor, por no ver un calculado ataque hacia tu trabajo. Es la ley de la selva.

Sí, claro que Amazon democratiza la literatura; pero son los usuarios quienes transforman este servicio en un imperio mafioso. No todo es malo, por supuesto, pero deberíamos pelear por no engañarnos a nosotros mismos con nuestro trabajo, y a no sentirnos obligados a generar una identidad falsa cada vez que queramos opinar sobre la obra de un compañero. 

Queridos autores independientes: es posible que seamos los impulsores de una nueva corriente literaria. Peleemos por su dignidad.

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