Confesiones literarias XXII. Vive, eres escritor

Hace poco, una de mis alumnas de escritura creativa me confesó que le faltaban ideas para completar su historia. No sabía cómo podían actuar los personajes, ni de que forma proseguir su cuento. En definitiva, no se le ocurría nada para escribir.
Le dije que tuviera paciencia. Esas cosas sucedían al principio. Después de todo ella -mi alumna-, sólo contaba catorce años...

La vida de un escritor y, por extensión, la de todo artista, no tiene más remedio que verse rodeada por
experiencias. El artista debe conocer de primera mano vivencias y sentimientos, a fin de escribir con realismo aquello que pretende transmitir a sus lectores.

El escritor, quizás tocado por el azar con un don para la creatividad, necesita perder el miedo a los
días tristes y las noches felices. Debe avanzar a toda costa; a pesar del  amor y del desamor, a pesar de los amigos que se marchan, los que se quedan y los que mueren. Necesita encarnar la fascinación por lugares nuevos que explorar, la experiencia del aburrimiento, el contacto con la divinidad -o con la nada más desoladora-, la pelea y la paz; el odio, la furia, los dientes apretados, las caricias y los orgasmos. Debe vivirlo todo, vivirlo de verdad; y debe escribirlo todo, escribirlo con el alma, para que otros también lo vivan.

De modo que, escritor, hoy te conmino a beber de toda experiencia, que no es sino un quehacer diario en el que ser valiente, y seguir tirando, pese a lo que pese. 

¡Escritor, no te conformes con una existencia insulsa! ¡Vive, aunque pierdas!

1 comentario:

Chris J. Peake dijo...

Preciosa entrada compañero. Habrá que hacerte caso... :D

Saludos!
Chris.