Confesiones literarias VI. Experiencia sobre la autopublicidad en facebook

Hace algunos días reflexioné sobre un asunto cada vez más frecuente entre los escritores: la oportunidad de publicitar tus obras a través de un blog o de las redes sociales. El asunto despertó mis inquietudes cuando, en una página de Facebook, alguien se quejó de que ya no se hablaba, sino que el muro se había transformado en una tediosa sucesión de anuncios por parte de los suscritos, que publicitaban su obra con la esperanza de recibir alguna atención, algún comentario o, al menos, algún mísero pulgar hacia arriba.

Por curiosidad, me he pasado desde entonces ojeando dicha página y algunas otras, observando anuncio tras anuncio (casi siempre de los mismos usuarios), para sacar mis propias conclusiones. Sí, tenían razón los que se quejaban: me resultó tedioso, insoportable. Además, no me sentí interesado por lo que se anunciaba. Esto me condujo a la siguiente pregunta: ¿son útiles los anuncios que hacemos de nuestras obras a través de las redes sociales? ¿Alguien los lee?

Tranquilos, la respuesta es sí, aunque con un pero.

El mundo está lleno de autores que buscan abrirse paso con una idea; con una historia que contar. Para algunos es la primera vez que publican, y acaba de darse cuenta de que, además de cuánto pueda promocionarles su editorial, ellos también pueden hacer algo a través del libre mundo que es Internet.
Blogs, twitter, bacebook... hay muchas posibilidades de dar a conocer a tus contactos lo que has producido.  Pero cuidado, todas estas herramientas no son más que eso, herramientas, y como tales pueden utilizarse equivocadamente. He aquí un par de consejos para mantenernos tras la línea de la información y no pasarnos al campo de la pesadez recalcitrante:



  1. Probablemente, la regla más significativa: Mesura. Es posible que creas que tu obra es una maravilla de las letras, una verdadera genialidad, pero créeme, anunciarla cada veinte minutos por facebook va a lograr un efecto de rechazo entre tus seguidores. No los agobies. Anuncia tu trabajo, pero sin excederte
  2. Quizás pienses que es mejor publicitar tu novela todo lo posible porque no ves que nadie opine cada vez que cuelgas un enlace en facebook, o que nadie le da al "me gusta". Pero ¡Ay, misterios de la tecnología! Resulta que al otro lado de tu ordenador sí que hay vida, y lo que resulta más increíble, en realidad SÍ están leyendo lo que cuelgas. Esta regla también es aplicable a un blog. No te preocupes si no recibes comentarios. Echa un vistazo a las visitas. Quizás te sorprendas. Hay gente que te presta atención, aunque no lo sepas.
  3. No te conviertas en una máquina de publicidad, inanimada salvo para colgar enlaces, reseñas y demás. Sé también el escritor que hay detrás. A la gente le gusta saber qué proyectos tienes en mente, cómo andas con la novela que escribes, si la trama de tu novela te está dando guerra, o si te has levantado con ganas de darle a las teclas. Muéstrate tanto como muestras tu novela. 
  4. Si al anunciarte en facebook escribes: "una novela maravillosa", y a continuación pegas el enlace, tendrá un efecto soso, desmotivado, interesará a poca gente. Si cuelgas un anuncio, hazlo para que se vea, para que enganche. Como lectores, como público, somo vagos... muy, muy vagos. Nos cuesta incluso darle al botoncito del ratón; además, nos hemos acostumbrados a un bombardeo constante de publicidad, de modo que necesitamos algo que nos llame la atención de verdad. ¿Cómo lograrlo? Escribe algo ingenioso, algo que atraiga y que anime a pinchar dentro del enlace. No tiene por qué ser extenso, aunque la experiencia me dice que la gente se fija con más frecuencia si ocupa más de una línea de texto. Demostrad que sois escritores.


Antes de terminar, hasta la semana que viene, dedico esta entrada a quienes influyeron en la creación de esta entrada: al usuario de la página de facebook que se quejó de la avalancha de anuncios; a los escritores, tanto los que saben publicitarse, como a los que todavía les queda algo por aprender; y a todos los que opinasteis cuando os pregunté. Gracias a todos.


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