Lo curioso es que no se trata de unos nervios por hacerlo mal, sino por cómo oigo mi voz. ¿Recordáis que uno siempre se escucha raro a través de cualquier grabación? ¿Que no reconoce su voz? Bueno, pues a mí me pasa mientras me oigo hablar. Por fortuna, sólo me ocurre cuando voy a la radio, así que de momento no lo considero patológico.
Sólo hay una forma de contrarrestar el problema: sentirme cómodo, casi, casi, como en casa, como si charlara con unos amigos. De todas las emisoras a las que he acudido, en ese sentido de comodidad, creo que me quedo con la SER.

Os dejo el enlace al la página de José Manuel, para que podáis tener acceso al programa y os deis cuenta del buen ambiente que se respira, y de mi inusual comodidad (creo que se percibe muy bien a medida que avanza el programa). Por mi parte, espero volver en septiembre, para presentar mi nueva novela, La zarza de tres espinas, que saldrá publicada por Ediciones Noufront.
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