Percepciones de un escritor en la Feria del Libro

Después de llevar ya unas cuantas sesiones de firmas a la espalda, de hablar con algunos compañeros del ramo sobre sus propias experiencias, y del último sábado que pasé allí (que resultó un éxito muy por encima de lo que esperaba en cuanto a ventas, la verdad), me he decidido a escribir algo relacionado con la vivencia de pasar un día en la Feria del Libro de Madrid. El objetivo es servir de ayuda para los autores que acuden por primera vez, desvelar algunas curiosidades para quienes planeen visitar las casetas durante este verano y, en definitiva, construir un relato ameno para todos aquellos que pululen entre los infinitos rincones de Internet.
Mi buena amiga Pepa con algunos escritores de la Feria de 2012.
Yo aparezco en la esquina inferior izquierda, con dos de mis novelas.

Antes de comenzar, sin embargo, debo aclarar que mis percepciones no corresponden a las de un escritor que apenas descansa la pluma firmando ejemplares. De esos hay pocos, para qué nos vamos a engañar, y por desgracia muchos pertenecen a la caterva de personajes famosos del momento, dedicados a poner su cara en la portada de un libro del que no son autores, a excepción de cuatro chorradas sueltas en forma de idea vaga, perfiladas hábilmente por el pobre negro encargado de equipararlos en estilo a un Premio Cervantes.
Sólo un reducido grupo de escritores merece las grandes colas que se observan de vez en cuando en la Feria. El año pasado disfruté viendo cómo la gente se apretaba cerca de las casetas en las que firmaban Vargas Llosa o Eduardo Mendoza. Este año viene otro gran escritor: Carlos Ruiz Zafón, quien, si no me equivoco, firmará el próximo sábado, 2 de junio.

Pero como ya he adelantado, son pocos los autores que merezcan tal nivel de atención. Por debajo de ellos se encuentra el otro 90% de escritores, algunos de caras más conocidas que otros, sentados en sus casetas, con sus ejemplares bien colocados frente a ellos, aguardando pacientemente hasta que un seguidor se aproxime. En este amplio porcentaje me encuentro yo y los colegas a quienes he consultado. Pero ¿qué es lo que debería saber todo escritor cuando recibe el privilegio de acudir a la Feria del Libro? Fundamentalmente, dos máximas:


  1. Cualquier persona puede decidirse a comprar tu libro: En la Feria uno aprende a ver que hay varios tipos de potenciales lectores, los cuales expongo aquí (si alguno se siente identificado, pido que se lo tome con humor, ya que ése ha sido mi objetivo, y que se identifique mediante comentario).  En cualquier caso, un escritor debe aprender a respetar y valorar todos los tipos de potenciales lectores. Cualquiera de ellos puede sorprender interesándose por tu novela. Todos son valiosos, no recomiendo descartar a ninguno, salvo en momentos en los que el sentido común dicte que así debe ser. Los tipos de lectores se describen a continuación:
    •  El primer tipo lo componen personas que pasan, literalmente, a un metro de la caseta. Suelen verse a primera o última hora de la tarde (o de la mañana). Van paseando, ojeando desde la distancia portadas que les llamen la atención y comiendo pipas. No suelen detenerse, pero probablemente lo harán después, momento en el que transforman en lector de tipo 5 (ver abajo).
    • El segundo tipo está formado por la rara especie de los manoseadores de libros. Se paran frente a la caseta, pasan sus dedos por diferentes portadas, abren tímidamente algún que otro libro con objeto de sentir pasar las páginas... Nunca leen nada, ni del interior ni de la contraportada de los libros que soban, y llegados a un punto (mis estudios todavía no han determinado cuándo exactamente), se marchan sin decir palabra. Su verdadero propósito continúa siendo un misterio para mí.
    • Existe un grupo de lectores (muy escaso, afortunadamente), que pulula por la Feria con el único objetivo de convertirse en Miss/Míster Pedantería. Cuando caen en tu caseta buscan pillarte con alguna pregunta. Con estos, lo mejor es valerse de paciencia.
    • En cuarto lugar se hallan los <<¡Ay, no! Me he equivocado>>. Están compuestos por personas, que, por el rabillo del ojo, creen haber visto el libro que andaban buscando. Entonces se giran bruscamente hacia tu caseta, se paran frente al ejemplar, se inclinan a modo de genuflexión, se levantan las gafas de ver de lejos y ojean la portada. En este grupo entran personas que han confundido tu libro por otro, no han leído bien el título, no han visto bien el dibujo de la portada, o han caído presas de cualquier otro tipo de confusión. No importa, tan pronto perciben correctamente lo que querían desaparecen, porque la cruda realidad es que en la inmensa mayoría de las ocasiones estaban equivocados respecto a lo que creyeron ver.
    • Por último se encuentran los lectores a quienes desde un principio les interesa tu libro, o que deliberadamente han acudido a tu caseta para comprarlo. Estos, sin duda, son los más valorados.
  2. Vende tu obra: Sí, habéis leído bien: vended lo que habéis escrito. Una de mis experiencias en la Feria más recordadas me sucedió el año pasado. Compartía caseta con un escritor de renombre (cuya identidad, evidentemente, no voy a desvelar). Ambos presentábamos nuestro últimos trabajos, pero al final de la jornada fui yo quien más ejemplares firmó. ¿Por qué? Porque se los ofrecía al público. Cuando una persona se detenga a ojear vuestro trabajo, no os quedéis callados, sin hacer nada, pero con el bolígrafo preparado debajo de la mesa, raudos a plantar vuestra firma por si decide llevársela. No esperéis el momento epifánico por medio del cual aquel comprador vaya a reconocer inmediatamente vuestro nombre y la calidad de vuestro trabajo. ¡Hablad con él! Explicad de qué trata  la obra que presentáis, el género al que pertenece, la influencia que podéis haber tenido al escribirla, etc. En definitiva, contactad con el lector, os llevaréis una sorpresa al ver lo receptivo que se muestra. Claro está, hay excepciones (el tipo 3 arriba indicado puede resultar muy incómodo). En muchas ocasiones simplemente asentirán a lo que decís y pasarán de largo, pero en otros casos se sentirán interesados, se atreverán a leer la contraportada y, si les pica la curiosidad, tendréis un lector más de vuestra historia. ¿Qué más se puede pedir?  No os convirtáis en esos escritores medianamente conocidos, cuya caseta se encuentra vacía porque su ego ha levantado una barrera entre ellos y los lectores. Hay muchos casos en la Feria, observadlos cuando deis un paseo.


Firmando Praemortis en la Feria del Libro de Barcelona.
Año 2011.
Con esto finalizan mis percepciones. Tengo muchas otras guardadas, porque toda una tarde en la Feria da para muchas vivencias, pero me he centrado en describir las más importantes. En cuanto a mí, volveré el próximo domingo, 3 de junio, para firmar ejemplares de Praemortis I y II y de La zarza de tres espinas en la caseta 123, desde las 18:00 hasta el cierre de la Feria (a eso de las 21:30). Allí os espero.

¡Ah, por cierto!, yo pertenezco al tipo de lector 1. Que sirva de precedente.


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