Por qué mi novela puede adquirirse gratis

Ayer, y con objeto de promocionar mi novela La Costilla de Caín, que publiqué a finales de marzo, coloqué la descarga del kindle a 0 euros. 

Sí, gratis del todo. 

En unas horas, la novela ascendió hasta el top 2 de novelas gratis en la tienda kindle de Amazon, y al
primer puesto en las secciones de fantasía, acción y aventura.

Me alegra ver que tanta gente estuviera dispuesta a descargar el libro. Sin embargo, sé de otros -generalmente escritores-, que no aprueban que una novela se regale a los potenciales lectores. Entiendo su postura, y por eso he querido publicar esta entrada. 

Me costó seis meses escribir La Costilla de Caín, sin contar el tiempo que pasé documentándome y preparando detalles de la trama, como aquéllos relativos a los enigmas que aparecen en el argumento y a la composición de la urdimbre que se desarrolla a lo largo de sus páginas. 
Durante los seis meses siguientes a la elaboración de la sinopsis empleé las mañanas en madrugar y sentarme a escribir. Algunas veces no me salía más que un triste párrafo, a pesar de que me mantenía durante horas con los dedos pegados a las teclas de mi ordenador. Si no hallaba la forma exacta de expresar lo que quería, borraba lo que había producido y empezaba de nuevo. Sí, escribir una novela es un proceso que no es fácil, y que merece cierta compensación al escritor. Ahí es donde quiero llegar: el peliagudo asunto de las compensaciones.

Hace unos días leía con tristeza un artículo publicado por la autora Mercedes Pinto Maldonado (a quien tuve el gusto de conocer durante la presentación en Madrid de su novela Maldita) llamado Captados en Amazon, esclavos de la pluma. Por su sinceridad, y por hablar sin miedo sobre la cruda realidad, el artículo se hizo viral en poco tiempo. Tres días después, Mercedes explicaba dicho artículo con una nueva entrada en su blog. Supongo que ciertas personas del mundo editorial se pusieron como un basilisco al leer el primero. No me extraña, porque Mercedes, indignada por cómo había cambiado su situación, no se había callado nada. 

Como a muchos, a mí también me llamó la atención cierta confesión de la autora, que copio aquí:

¿Hay alguna empresa donde a primeros de mes cobre todo el mundo menos el que aporta la “materia prima”? Sí, que yo sepa hay una, en la que mes a mes cobran un sueldo por su trabajo oficinistas, correctores, diseñadores, maquetistas, empleados de la imprenta, transportistas, publicistas, distribuidores… Sí, todos son retribuidos por un trabajo de ocho horas según la legislación vigente, y lo hacen, trabajan, gracias a las obras del autor, el único que no está en “nómina”, el único que no puede vivir de su trabajo ni cobra el día uno; el único verdaderamente insustituible. ¿No es esto razón suficiente para pensar y pronunciarse? 
Me resultó impactante que Mercedes escribiera eso; una conclusión a la que he llegado varias veces durante los seis años que llevo como escritor. Obviamente, cualquiera podría decirle a la autora que toda esa gente no vive de la creatividad de un solo escritor, sino de la de decenas o quizás cientos de ellos. Pero el caso es que el pilar fundamental de su trabajo, aquél que debería ser tratado con más importancia, está siendo maltratado. 

Las editoriales, en muchas ocasiones, se aprovechan de la necesidad del escritor por publicar, pues es cierto que un escritor necesita ver su obra publicada. No sé si hay algo de vanidad en ello; ver la obra en los estantes de una librería, descubrir que alguien lee tu libro en el metro o dejar que el primer ejemplar de tu novela acumule polvo en tu salón. Es el trofeo, la recompensa por tanto trabajo. Es el final de un camino que los escritores tenemos grabado a fuego en nuestro subconsciente. Hay que publicar.  

Creo de todo corazón que las editoriales aprovechan esta búsqueda desesperada para hacer su negocio. Hoy día son pocos los escritores que cobran más de un 10% de las ventas de su novela. El resto va para toda esa gente a la que Mercedes se refería. 
Sí señores, un 10%. 
Además, el autor tendrá suerte si su editorial hace algo por promocionarle. Puede que le lleve a una feria (esto significa buscarle hueco en una caseta) o conseguirle alguna presentación (que él tendrá que promocionar). Por lo general las editoriales se ocupan de los escritores de cabecera, los que dan el dinero. Los otros no recibirán muchas atenciones. De hecho, deberían dar gracias a esos otros escritores, a los bestselleros; es por sus ganancias que la editorial puede permitirse publicar autores desconocidos. Así funciona el asunto. 

De este modo, el escritor ve que el final de su viaje no es sino el principio de un nuevo reto. Su novela recién publicada ha ganado, con suerte, el privilegio de permanecer dos semanas en los estantes dedicados a las novedades de un gran centro comercial. Si no grita a los cuatro vientos su nuevo título, nadie va a saber de él. A la editorial parece importarle un pito. Tanto es así que, de hecho, es probable que haya impuesto un precio desorbitado por su libro, tanto en la edición en papel como el e-book. No importa que el escritor se queje y que pida una rebaja en los costes, nadie le va a hacer caso. 

Resulta curioso que de todos los que se benefician de su libro sea el escritor quien esté dispuesto en a abaratar los precios. ¿Recordáis que percibía un 10%? Pues eso. Tal vez, lo que ocurre es que es la única persona que está buscando lectores, en lugar de dinero.

Seguramente le ignorarán, claro. La novela ya no le pertenece. Ha cedido los derechos, de media, por cinco años. Si la editorial es lista, se habrá quedado además con todos los derechos de cine, televisión, cómics y qué se yo. Esto significa que si tuviera la suerte de entrarle por los ojos a un productor, sería la editorial quien negociaría la salida de su novela al cine. 

Así pues, en el peor de los casos un escritor verá que su novela ha vendido unos cuantos cientos de ejemplares, que ha cobrado una miseria por ello, y que cuando su novela deje de ser novedad y quede en el olvido, todavía tendrá que esperar cuatro años y medio para recuperar los derechos. 

No me extraña nada que Mercedes esté indignada. Ha visto el carácter rancio y torticero que se gastan algunas editoriales tradicionales en España. Ella, que podía disponer de su novela cuando quisiera, que podía venderla al precio más conveniente, y que cobraba más de lo que muchos escritores podrían soñar en este país, se ha visto relegada al olvido en el que viven tantos otros. 
Bienvenida a la selva. Aquí se confía más en la mierda bien empaquetada que nos llega de autores de nombre anglosajón, o en la literatura amarilla nacional producida por el último famosete de turno que sufre desvelos porque quiere parecer intelectual. Es lo que hay.

No sé si Amazon es la panacea. Lo cierto es que aún confío en algunas editoriales tradicionales. Las hay que confían en sus escritores y apuestan por ellos. Las conozco, pero son pocas, y cuesta acceder a ellas. Por esa razón, quizás las plataforma de autopublicación sea la salida a muchos de los que intentamos demostrar nuestro talento. Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio, pues bien, dejemos que el tiempo decida. 

Entretanto, tengo la seguridad de que soy el dueño de mi novela. ¿Por qué he dejado que pudiera adquirirse gratis? La respuesta, tras leer el artículo, quizás se comprenda por quienes jamás dejarían que su trabajo se distribuyera gratis:

Porque puedo. 

17 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

Tal cual. Gracias.

Unknown dijo...

muy bien dicho

Anónimo dijo...

Bien dicho, Miguel Ángel, estoy contigo.

Blanca Miosi dijo...

Dejar gratis la novela en amazon es una buena estrategia cuando la novela es nueva. Te hace conocido, las descargas (si son muchas) sirven para posicionar tu libro en las listas y a partir de allí dependerá de sí mismo para seguir subiendo.
En cuanto a lo otro, estoy absolutamente de acuerdo con Mercedes. Lo dije desde hace más de un año, pero eran tiempos en los que nadie quería hacer caso y los escritores deseaban publicar por editorial a como diera lugar. Cada cual debe pasar por su propia experiencia. Yo he empezado a cobrar este año por las ventas de mis dos novelas a través de editorial. He tenido la suerte de que ambas están en el top 100 de amazon. Pero el primer año no recibí nada, debe ser porque el anticipo fue un poco alto. Lo que nunca haría es ceder mis derechos gratis o por una miseria por tantos años.
Estoy leyendo tu libro, lo compré el día que lo lanzaste y ayer empecé.
Saludos!

La Isla de las Mil Palabras dijo...

Muy bien dicho, y gracias por ese inmenso regalo que nos haces a los lectores, porque el trabajo que tiene no está pagado con dinero, en mi caso yo te pago con mi enorme agradecimiento. Ya la tengo en mis manos, y en cuanto tenga un hueco la leeré. Enhorabuena y mucha suerte.

Unknown dijo...

Perfectamente de acuerdo. Y todos estamos con Mercedes. Esperemos que su denuncia impida que otroa autores caigan en la trampa de contratos fantasma de grandes editoriales.

FG Labandal dijo...

Coincido, Miguel Ángel. Y comparto mi experiencia, similar a la de Mercedes Pinto. Tal vez alerte a alguien que esté por cometer el mismo error.
Hace dos años me creía afortunado porque una editorial aceptó publicar mi novela negra Muertes silenciosas (tardé casi cinco años en crearla). Sabía que era una tarea titánica conseguir atención de esos editores. Lo había logrado.
Me distribuyeron por todo el país (Argentina), ocupé las vidrieras y los estantes de novedades de las principales librerías, presenté el libro, di unas entrevistas, y fin de la historia. La editorial se olvidó y pasó a sus próximos lanzamientos.
El libro continúa a la venta http://bit.ly/1pRPWDr , entonces me reuní con el administrador. Intentó disuadirme: Pasá la semana que viene; hay que mirar mejor los números… Tenemos que firmar el contrato del segundo libro… En fin, se hizo el boludo para no pagarme el miserable 10% del PVP.
Busqué en internet qué hacer. La información me fue llevando a las redes sociales, y a Amazon. Podía publicar mi obra en formato digital. Pero, claro, no conservaba el derecho legal. Volví a la editorial. Me aclararon que no les interesaba el mercado de los ebooks. ¿Por qué? Aún espero las razones.
Conclusión: cinco años de trabajo regalados a un grupo de gente sin escrúpulos.
Llevo un año y medio elaborando mi nueva novela.
Les dejo un saludo.

Elena Cruz Buznego H.D.CRUZ dijo...

Hola a tod@s; he publicado tres libros en menos de año y medio. He vendido las ediciones y hasta uno de ellos está en su tercera edición.
No miro la cuenta del banco porque me desanimaría, sólo leo y sonrió con los comentarios de aquellos que los leen. Es nuestro mejor momento de escritores.
Libros que llevaban años en las editoriales con ofertas y que por un acontecimiento trágico en mi vida, nacieron en una promesa.
De lo único que doy gracias todos los días es de hacer un contrato para un solo año.
Lo he dicho hasta la saciedad en mi programa de radio y se ha confirmado con cada entrevista que he hecho. Si el mundo mercenario de las editoriales no cambia, se verán en serios aprietos.
No hay mejor frase: "Nunca muerdas la mano que te da de comer" y los que ponemos la materia prima, no comemos de esto que amamos, por lo que sacrificamos miles de horas y que sobre todo hacemos por un amor inmenso a las palabras y a aquellos que nos leen. Un saludo desde el norte.

Avelino Vallina dijo...

Soy un firme defensor de la publicación independiente o autopublicación, como quiera llamarse.
La verdad es que no tengo ganas de enviar mi novela a varias editoriales y esperar a ver qué ocurre.
Ahora, leyendo artículos como el de Mercedes o este tuyo, parece que hay que estar loco para firmar con una editorial, porque si n ovan a promocionar el libro mínimamente, para qué queremos una editorial.
Es cierto que todavía hay mucha gente que equipara autopublicado a sin calidad, pero poco a poco eso irá cambiando, sobre todo entre las personas a las que de verdad gusta la literatura y no sólo hablar del último superventas.
Saludos.

Un escritor dijo...

La estrategia de acercarse a los consumidores de manera directa no es fácil, pero es gratificante cuando logras darte a conocer.

Ello implica a cambio que debe uno dar parte de su tiempo invertido en creatividad para promocionarse, hablar o mejor dicho interactuar con personas a través de foros, chat, emails o redes sociales.

Quien diría que ahora nos tenemos que comercializar no entienden que debemos darnos a conocer.
Nuestro trabajo tiene un valor agregado inmenso que es darle al lector una buena razón para que dedique una buena parte de su tiempo libre a leer el libro que ha escrito.
Es la tarea más titánica jamás concebida, crear algo que nos guste y que le guste al público lector.
He escrito 2 libros (1 manual de regalos y una comedia romántica) y debo decir que agradezco que se me aparezcan oportunidad de manera gradual.
Lo único que faltaría es ver cómo obtener un contrato editorial que beneficie a ambas partes.
Saludos y sigamos adelante,

Unknown dijo...

Muy de acuerdo con el "editorialazo" de Mercedes Pinto, que ha hecho sensación en las redes.
Valiente y sincero, lejos de las vanidades que suelen aquejar al oficio de escribir.
Miguel Ángel destaca un párrafo de Mercedes: la opción de cobrar con regularidad y no a un año vista con liquidaciones nunca comprobables.
Tal cosa existe. Fue un invento añejo de José Manuel Lara, el creador de Planeta, y ha beneficiados entre otros a los ganadores del premio mejor dotado en España. Muchos autores han podido percibir una retribución mensual. Pero nada es perfecto. La editorial les obliga a la exclusividad y a producir un número determinado de libros, muchas veces por encargo. Afianzan su economía, pero pierden creatividad y libertad.
Amazon es una salida razonable y puede estar decentemente pagada. Pero también tiene sus peros... Esta plataforma está infestada de obras mediocres o directamente infumables, lo que provoca el desdén de muchos lectores hacia los "autoeditados".
Confiemos en que los malos escritores se cansen de autopublicar. O al menos que aprendan a escribir.

Anónimo dijo...

yo no leería libros descargados...me gusta tocar y oler el papel...si alguien aprecia la descarga querrá tener el libro

Somet dijo...

Sinceramente es porque se puede. En un mundo editorial en donde uno debe rezar para no caer en el olvido, poder colocarlo y darlo gratis es una forma de que se conozcan y esparzan las ideas. De eso a lo que uno esperaría ganar o esperar a que lo sepulten vivo hay un gran alivio y diferencia. Lamento lo sucedido con Mercedes, pero así es la vida en el Coliseo literario (y no solo el español). Porque sin una base de fanáticos que te consuma, tendrás el inventario y desaparecerás en el olvido. Felicidades Miguel por dar el paso.

Clara Maio dijo...

Muy bien dicho. Yo también estoy contigo.

Ana dijo...

Vaya, no sabía eso del 10% de las editoriales... Es una realidad cruda, pero gracias por compartirla. También gracias por dejarnos leer gratis tu nueva novela.

Begoña Argallo dijo...

Algún día - si las fuerzas me acompañan durante el proceso- haré lo mismo, porque para mí lo importante es el lector que como tú dices, quiera descargarse la novela aunque sea gratuita. El hecho de que quisieran leerme y poder ofrecer algo que yo considere bueno me parecería más que suficiente y el dinero solo es dinero. De momento sigo empantanada en la calidad de lo que creo, que por ahora no es lo bastante bueno ni para regalar.

Me parece una entrada muy interesante que considero que debería llegar más lejos, voy a ello ;)

RAV dijo...

Me ha encantado tu punto de vista de ver las cosas. Muchos tenemos ese sueño de que ser escritor es algo sencillo y que el simple hecho de escribir algo bueno nos traerá fortunas y seremos pagados como se debe. Ciertamente es que vivimos en un mundo acomplejado, y mucho más para los escritores que para cualquier otra profesión. Tu acto de "rebelión" (con mucho énfasis en las comillas) me pareció magnifico, pues demuestra que eres tú el que tiene el dominio total y completo de la obra que fue creada por ti, sin que una editorial te refute ni te obligue a nada. Las obras creadas por uno mismo son como nuestras hijas y no podemos dejar que una industria las explote ni que explote al artista. El trabajo BUENO se debe hacer valer.

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